Charles Darwin

(1809-1882) Conocido por su Teoría de la Evolución de las Especies, este biólogo inglés concluyó que todas las especies vivas provienen de ancestros comunes que evolucionaron a través de millones de años. A este proceso de evolución lo llamó selección natural. Publicó sus teorías en un libro llamado Sobre el Origen de las Especies.

Las clases dominantes de la Europa feudal, que se colapsaban con el advenimiento de la revolución industrial y la emergencia del capitalismo, impusieron una concepción del mundo fijo e inmutable. Los intelectuales entonces, debían dedicarse a la contemplación de la creación divina. Los evolucionistas del siglo XIX, plantearon la idea simple pero revulsiva de que los organismos, incluido el ser humano, son entidades en constante transformación y que el relato del mundo biótico cuenta su propia historia.

En El origen de las especies, Darwin llevó esta idea más lejos planteando que, la lucha por la supervivencia de los organismos vivos –basada en el límite de los recursos disponibles y el aumento demográfico- y la existencia de características biológicas aptas para determinados entornos hace que la sobrevivencia de las entidades biológicas sea diferencial: solo los organismos más aptos a determinados entornos, son capaces de sobrevivir. A este fenómeno, Darwin lo llamó selección natural.

Darwin atinó en plantear que existían variaciones –dadas por el azar–, que además de proveer ventajas adaptativas a los organismos pueden ser heredadas, transmitidas de generación en generación. De la selección natural y la transmisión hereditaria se desprende la evolución, que se da en forma copiosa y gradual.


La teoría de la evolución de Darwin

Muchas veces en la historia, esta concepción de selección natural ha sido distorsionada por discursos fascistas con un claro componente racista. El ejemplo más acabado es el del Nazismo, que justificó el genocidio de millones de judíos, negros, homosexuales, gitanos y comunistas apelando a la “supervivencia del más apto”.

Deja un comentario